Sus antiguas construcciones, sus calles de piedra y sus angostos pasajes rememoran los tiempos coloniales y la Buenos Aires del siglo XIX. Allí, las familias patricias de la ciudad construyeron grandes casonas que, años más tarde, albergaron a los inmigrantes que llegaban desde Europa. Considerado el segundo barrio más antiguo de la capital argentina, las leyes de preservación y el arribo de artistas como Juan Carlos Castagnino, que instalaron sus ateersen la década del 60, le imprimieron arte a San Telmo, que hoy se traduce en sinónimo de tradición y vanguardia.
La Plaza Dorrego (ubicada en Humberto 1°, Defensa, Anselmo Aleta y Bethlem) alberga la feria de objetos que revuela las calles cada domingo desde 1970. Tal es su fama, que la revista National Geographic Traveler la incluyó en el segundo lugar en el "Top 10 shopping streets", el ranking de las ferias callejeras más importantes del mundo. A su alrededor, y al igual que Portobello Road, en Londres, o El Rastro, en Madrid, los locales de la calle Defensa exhiben muebles y objetos de decoración que dejan ver la riqueza de comienzos del siglo XX.
El barrio porteño de San Telmo
A los costados, las esquinas brillan al ritmo del tango cuando bailarines y músicos callejeros despliegan la pasión del 2x4 ante el público ubicado en los tradicionales bares y cafés, que sacan sus mesas a las veredas y balcones. Por las noches, el show se traslada puertas adentro, donde nuevas y clásicas voces del género rioplatense y expertas parejas de baile seducen a los espectadores.
Artistas, artesanos y vendedores ambulantes se adueñan de las calles y exponen sus obras inspiradas en los tradicionales materiales de la región, como el cuero, y retratan en sus creaciones a los iconos de la historia y la cultura local, como Maradona, Evita y, por supuesto, Gardel.
Por su parte, los negocios de reconocidos y jóvenes diseñadores también exhiben originales colecciones de moda en una zona que continúa creciendo. Construido en 1897, y también sobre Defensa, sobresale el Mercado de San Telmo, donde pueden conseguirse frutas, verduras y carnes junto a ropa, discos de Gardel y Goyeneche y pequeños recuerdos de glorias deportivas. Antes de llegar a la avenida Independencia, el pasaje Giuffra aparece orgulloso de contar entre sus residencias con la Universidad del Cine y el antiguo Cine Cecil.
De regreso hacia avenida San Juan, la Iglesia Dinamarquesa y la Parroquia de San Pedro Telmo asoman imperdibles. El Parque Lezama, emplazado sobre una barranca natural, y la Iglesia Ortodoxa Rusa de la Santísima Trinidad, cierran este encantador recorrido por un barrio tanguero que respira vanguardia y baila al ritmo de los recuerdos de tiempos lejanos.
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