Buenos Aires es una ciudad y también un microcosmos, un espacio que acoge a millones de personas en cuyo árbol genealógico aparecen orígenes de todos los continentes.
Y sin embargo, todos los apellidos y los acentos se amasan en una forma de ser que no es la suma de las partes, sino un nuevo modo, una creación tan singular como llamativa.
La capital argentina es solo igual a sí misma, a su cadencia musical, sus grandes avenidas, los lugares recoletos, las librerías y cates en los que se afanan personajes novelescos que tiacen palidecer a los mitos literarios.
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