jueves, 16 de julio de 2009

Tilcara

En viaje desde buenos aires hacia el noroeste de Argentina, la ruta va pasando por la fértil y eterna pampa, la siesta santiagueña, los paisajes lunáticos de los alrededores de Cafayate y la tupida selva salteña hasta llegar a los cerros luminosos que rodean Tilcara.



SANTOS SE ENAMORO DE TILCARA Y DECIDIÓ INSTALARSE COMO GUIA DE MONTAÑA. SU EXCURSIÓN EN LLAMAS ES UNO DE LOS TANTOS ATRACTIVOS DE LA ZONA.

Desde el llano, éstos se ven uniformes e impenetrables, una masa de roca árida no apta para la vida de los hombres. Sin embargo, por allí circulaban los pueblos originarios de la zona, comerciando su producción entre los diferentes asentamientos. Lo hacían en llamas, un animal autóctono y de andar cansino que se adapta a las rigurosidades del terreno y trepa sin problemas por sus escarpados senderos. Desplazadas luego por los caballos que vinieron en los barcos de los
españoles, las llamas comenzaron a desaparecer de la cultura norteña. En los últimos años, esta tendencia comenzó a revertirse gracias a la comercialización de su lana y su carne y a su atractivo turístico.

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